Un diagnóstico cada mes (6): ¿Qué ocurre con el dedo de mi hijo?
Un diagnóstico cada mes (6): ¿Qué ocurre con el dedo de mi hijo?
El diagnóstico de un problema clínico en un niño es de las situaciones más difíciles por varios motivos. El primero porque suponemos que un niño nunca va a tener un proceso grave, aparte de los habituales conocidos, como apendicitis, traumatismo o atragantamiento. Otra característica es que, en general, tanto los
médicos como los padres tienden a buscar explicaciones para el problema de su hijo o hija no demostrables, por ejemplo una caída o un traumatismo. Entonces, cuando ni las explicaciones ni el tiempo que pasa solucionan el problema, es cuando tenemos necesidad de un diagnóstico real, de un experto que de forma clara establezca claramente cual es el problema concreto que presenta el niño.
Una historia sencilla, una solución complicada
Todo comenzó tres meses antes cuando los padres de Marcus notaron un aumento de tamaño del dedo índice de su mano izquierda. Al principio lo relacionaron con una caída o un traumatismo, incluso el pediatra lo relacionó también con alguna maniobra realizada por el niño en sus juegos. Pero, después de tres meses sin mejorar estaba claro que algo estaba ocurriendo. Al principio una visita al traumatólogo, otra al pediatra y al final otro pediatra, acaban poniendo nombre al cuadro clínico: un aumento de tamaño de todo el dedo índice de la mano izquierda, sin aumento de la temperatura, y afectando sólo a un dedo: Artritis Idiopática Juvenil.
A partir de ese momento lo que unos padres buscan es la solución. En cuanto el diagnóstico aparece la sensación es de que no ha pasado tiempo, suelen olvidarse las dificultades durante el camino y aparece entonces una nueva fuerza destinada a buscar la solución. Y en la mente de los padres aparece una pregunta: ¿quién sabe de estos problemas y tiene experiencia?
El Diagnóstico es el paso para la acción
No es infrecuente que una vez alcanzado el objetivo de ponerle nombre a un problema clínico, lo que un paciente quiere, y también la familia es una solución a su problema, es decir un tratamiento específico. En la Medicina actual existen múltiples recursos terapéuticos, pero todos conllevan en mayor o menor grado un cierto grado de incertidumbre y de efectos adversos. En nuestro caso en concreto se planteaba comenzar Methotrexate, un fármaco que no es inocuo incluso a bajas dosis y menos en niños, pero necesario cuando está indicado. En un segundo paso si no hay mejoría puede indicarse la administración intraarticular de corticoides. Es en este momento cuando la presencia de profesionales con experiencia real es necesaria, cuando aquellos que durante años han conocido cuadros clínicos similares son capaces de ayudar a una familia y a un paciente a la elección correcta.
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Bibliografía:
International League of Associations for Rheumatology classification of juvenile idiopathic arthritis: second revision, Edmonton, 2001.AUPetty RE, Southwood TR, Manners P, Baum J, Glass DN, Goldenberg J, He X, Maldonado-Cocco J, Orozco-Alcala J, Prieur AM, Suarez-Almazor ME, Woo P, International League of Associations for Rheumatology SOJ Rheumatol. 2004;31(2):390.
Autor: Lorenzo Alonso. Foro Osler