Un diagnóstico cada mes (1). Cuando lo oculto se hace visible: Exoma, el potencial diagnóstico de la nueva genética

Cuando lo oculto se hace visible: Exoma, el potencial diagnótico de la nueva genética

Durante los primeros meses la llegada de Robert, el segundo hijo de la familia, sólo significaba más actividad diaria preparando biberones o cambiando pañales. La única diferencia inicial en relación a su hermano, ya de un año y medio de edad, era que no dormía bien por las noches y sus padres tenían que estar más en vigilia.

Hasta ese momento esta situación también es habitual cuando un nuevo bebé se incorpora a la familia. Pero algo iba a cambiar en los meses venideros. Cuando llegó la edad de gatear o de moverse, sus padres comenzaron a notar que no era fácil para Robert, y tenían que levantarlo del suelo. Pronto vieron que una vez pasados los meses habituales para caminar, ello no era posible para Robert. Sus piernas eran débiles, no podía estar en pie por si mismo ni conseguía mantener el equilibrio. También había dificultad para retirar los pañales.

En ese momento sus padres comprendieron que algo importante le sucedía a su hijo y comenzaron a consultar.

Primeras consultas

El problema inicial para decidir a quien consultar era elegir el especialista de pediatría adecuado. Después de dejarse aconsejar por amigos pediatras la decisión final fue un neuropediatra, especialistas escasos en cualquier lugar del mundo y aún más en la sanidad pública.

Todo comienza por un interrogatorio a los padres y la realización de pruebas diagnósticas que son agresivas y complicadas para un niño pequeño: resonancia con sedación, punción lumbar, varias analíticas. Para concluir que existía un transtorno motor evidente al que era difícil ponerle nombre. Todo ello aumentaba aún más la angustia de unos padres con un nivel intelectual adecuado a las circunstancias que se le presentaban con su hijo.

Primeros tratamientos 

Una de las primeras actuaciones del pediatra era reducir la espasticidad con fármacos. También sabemos hoy en día que una atención temprana a los problemas de desarrollo en bebés y niños pequeños consigue resultados espectaculares a nivel motor y cognitivo, y en la que destaca la actividad física suave e incluso terapia con animales como caballos.

Robert ha cambiado mucho. Es un niño que disfruta en la piscina y que sonríe en bastantes ocasiones. Aún no puede controlar la fuerza de sus piernas ni su vejiga, pero es fuerte y curioso.

Pero ¿ cuál es el diagnóstico de Robert? 

Los procesos que afectan al desarrollo motor y sensitivo en general, tanto del componente vegetativo como del voluntario, son muy difíciles de diagnosticar, y además existen una amplia variedad , con solapamiento de signos físicos y síntomas que lo dificultan aún más.

Estos cuadros pueden considerarse integrados dentro del concepto de enfermedades poco frecuentes, existiendo hoy en día a nivel local e internacional bancos de datos que recogen signos y síntomas e incluso imágenes que en algunos casos pueden ser patognomónicas. Pero en la mayoría de las ocasiones el diagnóstico exacto es muy difícil. Los pacientes se clasifican de forma sindrómica, se determinan algunos factores genéticos de procesos más comunes conocidos y se establece un plan terapéutico utilizando más el sentido común que la experiencia conocida.

Varias visitas al neuropediatra, revisiones habituales, repetición de alguna prueba agresiva, pero sin nombre concreto para la enfermedad, al menos con las pruebas genéticas más habituales. 

Exoma ¿la piedra angular? 

En la búsqueda para obtener más información, un nombre de una prueba diagnóstica de análisis de genes apareció, el análisis del exoma. El exoma es la parte del genoma que codifica las proteínas, es decir lo que podemos decir la parte funcionante del mismo.

El conocimiento de este hecho, junto con las nuevas técnicas de análisis genético,  denominadas como “Next Generation Sequencing” (NGS), permiten un análisis más rápido de las posibles mutaciones asociadas con una determinada enfermedad, suprimiendo el paso previo de localización en el genoma (1-2) .

Se conocen más de 5.000 enfermedades raras monogenómicas y en más de la mitad de los casos no se conoce el gen asociado. Además, en un 85% de los casos la mutación asociada a estas enfermedades se localiza en el exoma, de aquí la importancia de este concepto.

Diagnóstico final

Tras el estudio genético del exoma se detectó una mutación en el gen KIF1A, este gen codifica una proteína encargada de transportar vesículas sinápticas en los axones, y esta alteración condiciona un cuadro clínico  encuadrado en la familia de Paraplegia Espástica Hereditaria  (HSP en inglés), una familia de más de cincuenta entidades. En concreto el cuadro clínico asociado con la mutación en KIF1A se caracteriza por paraplegia espástica, neuropatía periférica y signos cerebelosos moderados (3).

La consecución del diagnóstico de momento no permite establecer un tratamiento específico para la enfermedad, pero ayuda a aunar esfuerzos con otras familias con problemas similares para iniciar un camino que llevará seguro a la curación de estos procesos.

Bibliografía 

1, Majewski J, et al. What can exome sequencing do for you? J Med Genet 2011; 48: 580–589.

2. Gilissen Ch, et al. Disease gene identification strategies for exome sequencing. European Journal of Human Genetics (2012) 20, 490–497

  1. Fink JF. Hereditary spastic paraplegia:clinic-pathologic features and emerging molecular mechanisms. Acta Neuropathol (2013) 126:307–328

Autor: Lorenzo Alonso.  Foro Osler

 

 

 

 

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