Más no es siempre la solución

Cape Cod

Un paciente de 70 años ingresó con neutropenia, trombopenia moderada y fiebre tras quimioterapia antineoplásica, por lo que comenzó tratamiento con antibióticos hasta normalización de los neutrófilos. Como las plaquetas persistían en valores de 56.000×109/L se decidió transfundir plaquetas. Pero tres días más tarde no se observaba una normalización de los valores plaquetarios, sino al contrario.

EVOLUCIÓN: Durante el fin de semana un médico de guardia fue requerido para valorar un hemograma y al observar niveles de plaquetas por debajo de 10.000×109/L decidió una nueva transfusión. Al día siguiente los valores eran incluso inferiores y la paciente presentaba gingivorragia. Algo no iba bien, pero ¿cuál era el problema?

PENSANDO EN ALTO. RAZONAMIENTO CLÍNICO: Un médico de guardia debe acudir en ocasiones de forma simultánea a varias llamadas y sus decisiones deben ser rápidas y claras, y basadas en patrones mentales. En este caso la presencia de trombopenia grave “dispara” en la mente del médico la indicación de una transfusión plaquetaria, pero el problema en este caso era la existencia de anticuerpos antiplaquetarios formados ante la sensibilización a las transfusiones, los cuales destruyen las plaquetas. En este caso el tratamiento adecuado es la administración de corticoides para frenar la producción de anticuerpos.

COMENTARIO: En este caso hay un sesgo o heurística de representación, en el sentido de que en la mente del médico se almacena el patrón de que la trombopenia grave debe ser corregida siempre con más plaquetas. Además, la tendencia humana es a repetir acciones previas tomadas por profesionales de la misma titulación.

MEDIDAS DE MEJORA: Ante una respuesta no previsible como en este caso, es decir que no se corrijan los valores plaquetarios tras una transfusión, ello debe hacer pensar en las excepciones a las reglas establecidas. Es conveniente conocer estas excepciones que disminuirán la probabilidad de este sesgo de representación.

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