Pensar en el peor escenario es seguro, pero a veces lo contrario tambien puede ser cierto

Objetivo

En esta situación clínica queremos resaltar la importancia de un adecuado diagnóstico diferencial en la atención de un paciente, incluyendo todas las posibilidades que pueden explicar los síntomas del mismo.

Caso clínico

Una mujer de 62 años estaba diagnosticada de un cáncer de riñón con metástasis óseas. Estaba recibiendo tratamiento para su enfermedad en el último año, pero, tras una cierta mejoría general, tuvo que acudir al hospital debido a una imposibilidad para caminar, con un fuerte dolor en la espalda irradiado a ambas piernas, más intenso en la pierna izquierda.

El médico responsable de la paciente quiso descartar la presencia de una compresión medular. Solicitó una Resonancia de la columna dorsal y lumbar porque su nivel de sospecha era muy alto para ello, después de que la paciente refiriera un fuerte dolor en la espalda, una pérdida de fuerza para mover las piernas y un nivel sensitivo dudoso correspondiente al metámero T12.

Evolución clínica

El dolor mejoró tras un tratamiento con morfina oral, pero la paciente no era capaz de caminar correctamente. El informe de la Resonancia mostró la presencia de metástasis vertebrales, pero sin compresión medular. Entonces, el médico decidió pedir una radiografía simple del fémur y de la cadera, y la imagen se muestra aquí:

Metástasis óseas líticas

 

 

Comentario final

La estrategia de pensar en el «peor escenario» es útil para descartar problemas clínicos urgentes y graves. Esta forma de razonar en la práctica clínica es una manera de incluir en el diagnóstico diferencial algunas enfermedades que pueden poner en peligro la vida del paciente, pero esta estrategia debe ir acompañada de una revisión completa de la anatomía y fisiopatología.

Autor: Dr. Lorenzo Alonso Carrión

FORO  OSLER

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