Mi cara está desapareciendo. ¿Qué me está pasando? La importancia de conocer el mecanismo para llegar al Diagnóstico
Objetivos
Queremos mostrar aquí dos aspectos clave en la Clínica cuando una situación infrecuente está en el origen del problema de un paciente: la importancia de una exposición y el posible mecanismo implicado en el desarrollo del proceso.
Resumen clínico
Conocí a Xosé mientras recibía quimioterapia por un tumor testicular a los 27 años. En mi primer contacto, me impresionó verle la cara. Dudé en preguntarle por la gran cicatriz que tenía en la cara, pero en nuestra primera interacción me contó toda su historia.
Hace cuatro años
Xosé trabajaba en un matadero cuatro años antes de su último diagnóstico de cáncer testicular. En aquella época estaba en contacto intermitente con el alcohol y ocasionalmente con la cocaína. Todas las mañanas tocaba y desplazaba una gran cantidad de carne, con ambos brazos, y a veces tenía que cargar las piezas al hombro, después de limpiar y lavar la carne. Muy a menudo, estaba agotado, sudaba, y su cara estaba húmeda y le picaba.
Un día, su cara empezó a sufrir un gran cambio, en ambas mejillas, con un color rojo, más picor de lo habitual, y empezaba a tener la sensación de perder la piel y los músculos, extendiéndose el problema al cuello.
Evolución clínica
Xosé hizo una consulta con el médico de cabecera que le preguntó por alergias o alguna exposición a un agente químico. Al cabo de una semana, la piel estaba aún peor, y el médico de cabecera le envió a un médico de Medicina Interna que le pidió un cultivo de la piel. En ese momento, una gran cicatriz le cubría ambos lados de la cara, extendiéndose hasta el principio del cuello.
Cuando le vio el internista, tenía la cara roja y la piel absolutamente alterada. Ninguna otra parte del cuerpo estaba afectada. No presentaba otros síntomas, como disnea, tos, dolor de garganta, dificultad respiratoria o problemas abdominales. Se tomó una muestra de la cicatriz para un cultivo.
Diagnóstico final
El cultivo fue positivo para dos bacterias, Proteus mirabilis y Fusobacterium necrophorum, esta última una bacteria Gram-negativa, habitante común del tracto alimentario en humanos y animales, y probablemente responsable del cuadro clínico del paciente. Se realizó un tratamiento combinado con ciprofloxacino y clindamicina, pero se tardó en ver una respuesta. El paciente informó de que las cicatrices y la infección empezaron a mejorar cuando dejó de beber alcohol.
Preguntas
¿Tiene alguna idea sobre el mecanismo de la infección?
¿Qué Síndrome se asocia a esta bacteria?
- Dado que el paciente tenia los dos brazos ocupado, se secaba la cara con el cuello de la bata que estaba contaminada.
- Fusobacterium necrophorum es agente etiológico del síndrome de Lemierre.
Autor: Lorenzo Alonso Carrión
FORO OSLER
Lo que conocía de Fusobacterium necrophorum es su relación con el síndrome de Lemierre, que es la tromboflebitis de la yugular interna en relación a una infección de las fauces. En este paciente no se destaca en la historia, síntomas relacionados con sus fauces, así como tampoco se describe dolor o induración en el territorio de la vena yugular. Lo que se ve en la imagen es una zona de atrofia cutánea especialmente de la dermis lo que permite ver la vasculatura subcutánea a través y retracción cicatrizal de causa desconocida. Obviamente esta piel tiene una natural tendencia a infectarse y probablemente sus condiciones laborales, el contacto con elementos como carne etc puedan haber contribuido al proceso