La Enseñanza de la Profesión Médica: la urgencia de un cambio

La Enseñanza de la Profesión Médica

Todo el mundo habla periódicamente de la necesidad de un cambio en la formación médica. Para hablar de cambio es necesario saber de donde partimos, y en muchas Facultades de Medicina e incluso países, es difícil conocer las bases éticas y de curriculum establecidas.

En la literatura anglosajona es bien conocido el informe Flexner (1) elaborado hace unos 100 años y que ha sido la base de la enseñanza en Estados Unidos, y es el documento sobre el que giran las modificaciones que se proponen. Sin embargo, en Europa y sobre todo en el mundo mediterráneo, es difícil saber las bases originarias del temario docente, aunque no parece exagerado asumir sus principios en la distribución por órganos y aparatos de las universidades de la Edad Media, con la incorporación de las nuevas disciplinas de fisiología y conceptos de química desarrollados a finales del siglo dieciocho.

La formación clásica mejorada

Cuando hablamos de cambio, no podemos dejar de decir que las acciones clásicas de anamnesis, exploración física y razonamiento clínico, deben ser manejadas por el estudiante a la perfección. Existe en estos tiempos la tendencia universal a no plantear diagnóstico diferencial o a pedir pruebas diagnósticas antes de hacer un listado de posibilidades diagnósticas. Dejando claro esto, cualquier profesional que lleve años en la práctica clínica, reconoce que, siendo importante y fundamental el diagnóstico y el tratamiento, la actividad diaria médica tiene un alto componente de comunicación, integración de recursos de las especialidades, y cada vez más de seguridad para el paciente. De hecho los nuevos programas de formación incluyen temas de comunicación y trabajo en equipo, aunque está por definir quién debe enseñarla y cómo integrarla en la formación general (2). Parece que sólo hablando de comunicación está resuelto el problema de la renovación en la enseñanza de la medicina, pero esto puede no ser más que un espejismo. La formación debe tener sentido en su globalidad, sólo con cambios parciales no conseguiremos la renovación que está pidiendo la sociedad.

Mirar a la sociedad: la base del cambio

Nuestra sociedad occidental está envejecida. En los países en desarrollo la situación es la contraria, una población infantil y juvenil numerosa está en la base de la pirámide, mientras que la morbimortalidad maternal es un auténtico problema. Por otra parte en los últimos años nos hemos centrado en la enfermedad como un punto en el tiempo, la actuación intrahospitalaria en cuanto a procedimiento tiene un alto nivel, pero la población tiene problemas para un acceso rápido a la medicina pública, tiene dificultades para la continuidad de un proceso, sobre todo los detalles que para el sistema pueden parecer no importantes pero que para el paciente y su familia son claves, como por ejemplo la rehabilitación, el cuidado de una herida o los signos de alarma para pedir atención. Debemos oír a los pacientes, a sus familias y al mismo tiempo desarrollar la educación sanitaria, desplazando el modelo de “todo es tratable” al de “educación sanitaria de valor”.

Algunas propuestas para el cambio

Miles de estudiantes en el mundo comienzan cada año los estudios de medicina. Probablemente no tiene nada que ver estudiar en Harvard o en la Facultad de Medicina de Málaga, pero en este mundo globalizado nos sorprenderíamos al ver que los problemas son similares. En mi opinión algunas de las medidas concretas necesarias para la renovación son:

  1. Recuperar la ética de la profesión y saber que aunque la medicina no es una ONG, el motivo final es la solución adecuada del problema de una persona-paciente.
  1. Es necesario centrarnos en los procesos, pero a nivel micro. Hoy en día es frecuente hablar de procesos, pero a nivel macro, a un nivel gerencial, pero el análisis del proceso de diagnóstico en cuanto a analizar los resultados no está instaurado. Las sesiones clínicas son en realidad descriptivas, buscando la peculiaridad del caso, y atraen sobre todo a los médicos jóvenes, pero su valor como enseñanza para mejorar es escaso.
  1. En las facultades debe haber por supuesto formación en comunicación, trabajo en equipo, negociación y psicología del conflicto. También es básico incorporar el concepto de sistema no como un añadido de segundo nivel, sino como un nuevo y apasionante campo que tiene una influencia directa en la práctica.
  1. Soporte a las segundas víctimas, es decir reconocer que el médico está sometido a estrés continuo y que irremediablemente cometerá un error. Deben enseñarse los mecanismos para afrontarlos, establecer estructuras de soporte y enseñar que la infalibilidad no es una cualidad de ningún médico.
  1. Continuidad de cuidados,como un equipo, entre el mundo hospitalario y la asistencia primaria, para lo cual el concurso de la enfermería es fundamental.

Todo médico tiene algo que enseñar

En los tiempos antiguos el alumno aprendía de un maestro. Hasta hace poco tiempo era una forma de aprender la medicina real, captando las enseñanzas clínicas de un mentor o un médico de especial relevancia. El alumno jugaba un papel activo, y en cierto modo graduaba los conceptos que quería aprender, estudiaba y se sumergía en la clínica de la que siempre obtenía datos que quedaban perennes en su cerebro. Hoy en día internet es la herramienta más desarrollada para obtener información, también en medicina, nunca antes había existido esta capacidad de obtener respuestas. Pero  no debemos confundir información con formación, para lo cual es necesario reorientar el sentido de la enseñanza de la Medicina.

Bibliografía

(2) Ezekiel J. Emanuel. Changing Premed Requirements and the Medical CurriculumJAMA 2006;296: 1128-1131

 

 

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